EL COLISEO Y
SUS BATALLAS EN LA ARENA
El Coliseo se usaba para peleas de gladiadores,
así como una gran variedad de eventos. Los espectáculos, llamados munera,
siempre eran patrocinados por ciudadanos en vez de por el Estado. Tenían un
fuerte elemento religioso, pero también eran una demostración de poder e
influencia familiar, y resultaron ser increíblemente populares en la plebe.
Las reglas que
utilizaban los gladiadores para sus luchas eran las siguientes:
-Los dos adversarios luchaban hasta que uno ganaba a
otro y era el público el cual decidía si
finalmente mataban o no al vencido mediante unos gestos denominados pollice presso (pulgar sujeto hacia dentro), donde se metía el pulgar dentro del
puño representando en el la espada
guardada y por tanto el gladiador quedaba en vida, y pollice presso (pulgar dirigido a alguien), en el que con el pulgar
fuera del puño representaban la espada desenvainada y quería decir que el
ganador tenía que matar al perdedor.
De forma excepcional si los dos contrincantes habían
demostrado por igual sus
habilidades en la arena podía haber un
empate, es decir, dos ganadores.
Otro espectáculo popular era la caza de animales, o venatio. En ella se
usaban una gran variedad de bestias salvajes, la mayoría importadas de África,
como rinocerontes, hipopótamos, elefantes, jirafas, leones, pan-teras, leopardos, cocodrilos y avestruces.
Las batallas y la caza se representaban en escenarios con árboles y
edificios móviles. Estos festejos se celebraban a veces a gran escala; se dice
que Trajano celebró sus victorias en Dacia en 107 con
juegos en los que participaron 11.000 animales y 10.000 gladiadores,
desarrollándose durante 123 días.
BANQUETES ROMANOS
La comida estrella por excelencia que practicaban los
romanos era la cena,
momento en el que se desarrollaban los verdaderos banquetes. Éstos se
celebraban en privado, pero también en público, en determinadas festividades o
dedicatorias a altos dignatarios. Entre los gladiadores existía la cena libera, que se realizaba la noche antes de los combates en la arena. En ella se agasajaba a los comensales con todo tipo de viandas y vino. Además, en ella también podían haber mujeres -- incluso mujeres libres y de alto rango-- con las que los gladiadores podían tener relaciones sexuales, incluso cobrando por ello. A continuación, se describen los distintos elementos típicos de un banquete romano.
-El lecho era un elemento imprescindible en el marco de los banquetes
privados celebrados por los nobles, y la distribución jerárquica constituía una
clara expresión de las preferencias del anfitrión. Los comensales se
acomodaban, tumbados, con el codo izquierdo sobre un cojín. En época
republicana las mujeres no podían adoptar la misma postura que
los hombres, por lo que permanecían sentadas junto al lecho de su esposo. Un
esclavo (nomenclator) se encargaba de nombrar a los invitados e
indicarles su sitio.
-Los grandes banquetes se componían
de siete platos. Para abrir boca se comenzaba con los
entremeses (gustatio), compuestos por alimentos ligeros. A continuación
se servían tres entradas y dos asados que saciaban a los más hambrientos.
- Una vez
terminada la cena se comenzaba la comissattio, una especie de borrachera
protocolaria que consistía en beber las sucesivas copas de un trago
siguiendo las instrucciones de la persona que la presidía.
- En el transcurso de los banquetes, la comida solía
ser amenizada con música o exhibiciones de bailarines y equilibristas.
- Las fastuosas cenas de banquete se prolongaban
hasta bien entrada la noche, como las que organizaba Nerón, o incluso hasta
momentos antes de amanecer, como las de Trimalción, personaje retratado en la
obra Satiricón de Petronio. Duraban entre ocho y diez horas.
- En los banquetes romanos, masculinos se
desarrolló el arte de los besos y poemas que son exaltados por Petronio, autor
del Satiricón. El placer erótico era parte de la cultura, junto al buen comer y
beber, al placer de la creación poética, y todo ello se conjugaba en el momento
de los banquetes, donde hombres y mancebos ensayan formas de complacerse y de
alargar su goce.
Orgías y banquetes
pantagruélicos eran escenario de una sexualidad sin tapujos tal y como nos
ilustran de forma tan cruda las pinturas de Pompeya, Herculano y Stabia.
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